Exposición

365, el mal que duró 100 años (y más)

Curatoría de MAPA lgbti y Teatro SUR

Textos de Tobal Opazo y Ernes Orellana

Del 26 de Junio al 13 de Julio/ Explanada del Centro Cultural Matucana 100

Al pensar un recorrido no lineal por la historia de movilizaciones que surgen desde las disidencias sexuales, afectivas y de género, es necesario entrar en el relato de la violencia patriarcal y cómo se configuraron mecanismos de persecución a identidades que no responden al mandato cis normativo de la heterosexualidad obligatoria como única ruta posible.

Esta debacle tuvo su génesis con la llegada del colonialismo y su impronta eugenésica, implementando el terror mediante el escarnio público, el encarcelamiento, la persecución, la corrección moral y médica, junto con la muerte de cuerpos desviadxs que desafían los horrores impuestos, logrando con el tiempo la desarticulación de la cosmovisión prehispánica que celebraba y reconocía como un valor a personas maricas, (hueye, alkadomo, coligüe o epu pillan, por nombrar algunas) quienes eran parte de la diversidad cultural indígena.

¿Qué tipo de macabea virilidad hace uso del poder y sus subterfugios para oprimir el deseo, la fantasía y el goce consentido de identidades sexuales que resisten a la estrechez del mandato cis hétero normativo? Seguramente este desvío que purulaba en la dicha homosexual, safica, travesti, trans y marica de los pueblos no colonizados, era la aversión que ponía en peligro el grillete de conquista del hombre europeo y sus dogmas.

En la recta de una sociedad civilizada con independencia patriota, las leyes y marcos jurídicos-sanitarios a modelo en réplicas de la vieja España Católica, la sodomía seguía siendo un delito que se castigaba; y cuyo origen pecaminoso data en el Antiguo Testamento con el fin de Sodoma. Surge en la patria chilena de esa manera hacia fines del siglo XIX, bajo la presidencia de Federico Errázuriz Zañartu en 1875 el artículo 365 del Código Penal Chileno; una ley que pone como delito las relaciones sexuales no heterosexuales, castigando principalmente a quienes desafían el mandato masculino de lo que la modernización del país proponía como “hombre”.

En estricto rigor, la ley penalizaba jurídicamente el “delito de sodomía” a través de las relaciones sexuales carnales entre personas del mismo sexo. Pero en términos políticos se crearon los marcos sociales, culturales y médicos para criminalizar a la homosexualidad legalmente. Las instituciones con sus representantes de turno, más una fuerte intervención de la iglesia y la complicidad con los medios de comunicación, siembran el pánico moral en la sociedad. De aquello dan cuenta persecuciones políticas, redadas y publicaciones de prensa que evidencian los abusos y violencia ejercida hacia “desviados, maricones, raros, invertidos, colipatos, huecos, fletos y maracos…” (las peyorativas son extensas), creando el escenario propicio para dar paso a la brutalidad policial y a los crímenes (políticos) de odio.

Este año, cuando se cumplen 25 años de la despenalización de la sodomía en Chile, en el tejido cultural que propone el festival de artes escénicas y disidencia sexual Desviaciones, surge “365, un mal que duró cien años (y más)”, exposición bajo la curatoría de teatro sur y mapa lgbti. Un recorrido gráfico a través de diversas consignas de reivindicación y desafíos sexo-políticos que surgen de las movilizaciones de las comunidades LGBTIQA+. Una instalación genealógica que contiene 25 lienzos, 25 protestas, 25 gritos, 25 luchas colectivas sexodisidentes, a 25 años de la derogación del artículo 365 del CP.

Instaladas de manera no lineal, el recorrido invita a recordar, imaginar y reconocer algunas de las pulsiones de la movilización social marica, invitándote a ser parte de una movilización simbólica por las memorias sexo-disidentes enfrentadas a las huellas que dejó el 365 en la moral de una sociedad heteronormalizada bajo ley impresa.